En El lugar sin l mites, la situaci n particular de un peque o villorrio campesino se ilumina y universaliza a trav s de la incorporaci n de los correlatos que entregan la imagen subyacente de un infierno, de un cielo al rev s, de un universo regido por las fuerzas del mal. Este infierno no tiene l mites; es un territorio inabarcable al que pertenecen todos los hombres. All , a pesar de las diferencias sociales, en gran medida causantes del mal, todos son iguales, un mismo destino los une y los conduce a la destrucci n. Aunque los seres que habitan dicho mundo son capaces de so ar, de anhelar, de sentir y de luchar, la presi n que sobre ellos ejercen las condiciones concretas en las que realizan sus vidas o en las que se han formado, les impide salir de aquella situaci n.